Estudio bíblico: ¿Por qué el arrebatamiento de la iglesia tiene sentido en una tierra plana?



Estudio bíblico: ¿Por qué el arrebatamiento de la iglesia tiene sentido en una tierra plana? 

Dios les bendiga maravillosamente mis queridos hermanos y amigos, ésta vez haremos un estudio sobre la importancia del arrebatamiento de la iglesia en nuestra tierra plana. Nos apoyaremos en la Biblia versión “Dios Habla Hoy”.

Después Dios dijo: «Que haya una bóveda que separe las aguas, para que estas queden separadas.» Y así fue. Dios hizo una bóveda que separó las aguas: una parte de ellas quedó debajo de la bóveda, y otra parte quedó arriba.  A la bóveda la llamó «cielo». De este modo se completó el segundo día. Génesis 1.6-8



Sabemos que cuando los israelitas eran esclavos de Egipto, sufrían mucho y Dios envió a un libertador: Moisés, siervo del Señor, quien fue el encargado de hacer maravillas en la tierra de Cam, porque de esa manera el faraón los dejó salir, y después de celebrar “La Pascua del Señor”, salieron de Egipto, pero el faraón y sus funcionarios cambiaron de parecer y los persiguieron con el ejército egipcio, y ya cuando estaban a punto de capturarlos, estando los israelitas frente al mar Rojo, Dios abrió el Rojo en dos, para que el pueblo pasara al otro lado, y sus enemigos no los alcanzaran, ya que iban con rumbo a la “tierra prometida”, es decir Canaán.

Así mismo, Josué el ayudante y sucesor de Moisés, después de andar con el pueblo de Israel por el desierto durante 40 años, cruzaron el río Jordán en seco, de una forma milagrosa, y al cruzar al otro lado, celebraron “La Pascua del Señor” en los llanos de Jericó.


Al día siguiente, muy temprano, Josué y todos los israelitas salieron de Sitim y llegaron al río Jordán; pero antes de cruzarlo acamparon allí. Pasados tres días, los jefes recorrieron el campamento y dieron esta orden a los israelitas: «En cuanto vean ustedes que el arca del Señor pasa, llevada por los sacerdotes levitas, salgan de donde estén y síganla. Así sabrán por dónde tienen que ir, porque ninguno de ustedes ha pasado antes por ese camino. Pero no se acerquen al arca, sino quédense siempre detrás de ella, como a un kilómetro de distancia.» Josué 3.1-4
 



Las Sagradas Escrituras nos dicen que posteriormente el profeta Elías golpeó con su manto las aguas del mismo río Jordán, y junto a su discípulo Eliseo, lo cruzaron en seco, luego de eso apareció un carro con caballos de fuego, que separó a los dos, y el profeta Elías fue arrebatado al cielo, siendo llevado en un torbellino. 

Y mientras ellos iban caminando y hablando, de pronto apareció un carro de fuego, con caballos también de fuego, que los separó, y Elías subió al cielo en un torbellino. Al ver esto, Eliseo gritó: «¡Padre mío, padre mío, que has sido para Israel como un poderoso ejército!» Después de esto no volvió a ver a Elías. Entonces Eliseo tomó su ropa y la rasgó en dos. 1 Reyes 2.11-12


El profeta Elías representa a los cristianos que serán arrebatados al cielo; y el profeta Eliseo, representa a los cristianos que no serán arrebatados. Ya los dijo Jesús en el evangelio de San Mateo: 

En aquel momento, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra será dejada. »Manténganse ustedes despiertos, porque no saben qué día va a venir su Señor. San Mateo 24.40-41

Es decir, hay un 50% de cristianos que se irán con Cristo en el arrebatamiento, y un 50% de cristianos que se quedarán en la tierra plana cuando Cristo venga a arrebatar a su iglesia.

En la parábola de las 10 vírgenes se nos confirma que un 50% se irán con el novio, es decir, nuestro Señor Jesucristo a celebrar las “Bodas del Cordero”, y otro 50% de cristianos se quedarán en la tierra plana y no se irán con Cristo por habérseles acabado el aceite, que representa el amor ardiente que brinda “El Espíritu Santo” pues se vuelven cristianos despreocupados y fríos, indiferentes ante el dolor que causa Satanás al mundo y no les importan las almas que van rumbo a la perdición eterna, ponen más atención en las cosas de éste mundo terrenal y ya no les importan las cosas celestiales, hacen de la oración y el ayuno un sufrimiento y pérdida de tiempo, pero cuando ven la cosa seria, piensan de forma egoísta, implorando la ayuda de los demás cristianos fervientes en el amor de Dios, pidiéndoles aceite.

Sucederá entonces con el reino de los cielos como lo que sucedió en una boda: diez muchachas tomaron sus lámparas de aceite y salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran despreocupadas y cinco previsoras. Las despreocupadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; en cambio, las previsoras llevaron sus botellas de aceite, además de sus lámparas. Como el novio tardaba en llegar, les dio sueño a todas, y por fin se durmieron. Cerca de la medianoche, se oyó gritar: “¡Ya viene el novio! ¡Salgan a recibirlo!” Todas las muchachas se levantaron y comenzaron a preparar sus lámparas. Entonces las cinco despreocupadas dijeron a las cinco previsoras: “Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando.” Pero las muchachas previsoras contestaron: “No, porque así no alcanzará ni para nosotras ni para ustedes. Más vale que vayan a donde lo venden, y compren para ustedes mismas.” Pero mientras aquellas cinco muchachas fueron a comprar aceite, llegó el novio, y las que habían sido previsoras entraron con él en la boda, y se cerró la puerta. Después llegaron las otras muchachas, diciendo: “¡Señor, señor, ábrenos!” Pero él les contestó: “Les aseguro que no las conozco.”  »Manténganse ustedes despiertos —añadió Jesús—, porque no saben ni el día ni la hora. San Mateo 25.1-13

Así mismo cuando Jesús en el río Jordán, fue bautizado por Juan “El Bautista”, representa al igual que todo bautizo de todo cristiano, que uno ha muerto para el mundo y ha resucitado para Cristo, es decir, cuando a una persona ha creído en Jesucristo como su Señor y Salvador, y lo ha recibido en su corazón, le preguntan si quiere ser bautizado, y a veces, le dicen; “que si quiere pasar las aguas”. 

Sucedió que cuando Juan los estaba bautizando a todos, también Jesús fue bautizado; y mientras oraba, el cielo se abrió  y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma visible, como una paloma, y se oyó una voz del cielo, que decía:
Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido. San Lucas 3.21-22


Eso representa que al ser arrebatados los cristianos van a cruzar el mar de arriba, las aguas que están sobre los cielos, para la llegar a la “tierra celestial prometida” que no fue hecha con manos de hombres y cuyo Arquitecto es Dios, tal como lo dice la Santa Biblia en el libro de Hebreos: 

Porque Abraham esperaba aquella ciudad que tiene bases firmes, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Hebreos 11.10

Y los que dicen tal cosa, claramente dan a entender que todavía andan en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en la tierra de donde salieron, bien podrían haber regresado allá; pero ellos deseaban una patria mejor, es decir, la patria celestial. Por eso, Dios no se avergüenza de ser llamado el Dios de ellos, pues les tiene preparada una ciudad. Hebreos 11.14-16

Por ahora los cristianos sufrimos en Egipto, que representa al mundo actual, donde nos mienten diciéndonos que hay un “universo” que somos producto de la “evolución”, donde nos meten el “consumismo”, que hay que aceptar “la homosexualidad, el lesbianismo, entre otros pecados, y nos convencen de que no hay otra forma de vivir si no ésta que nos presentan nuestros gobernantes que en su mayoría son guiados por el Diablo.
Por eso, cuando Cristo aparezca en las nubes, cuando suene la última trompeta, las aguas de arriba se abrirán y los que crean en Jesucristo y permanezcan en su amor divino se irán con el libertador por excelencia y pasaremos al otro lado, para llegar a la “tierra prometida celestial”.
Hermanos, no queremos que se queden sin saber lo que pasa con los muertos, para que ustedes no se entristezcan como los otros, los que no tienen esperanza. Así como creemos que Jesús murió y resucitó, así también creemos que Dios va a resucitar con Jesús a los que murieron creyendo en él. Por esto les decimos a ustedes, como enseñanza del Señor, que nosotros, los que quedemos vivos hasta la venida del Señor, no nos adelantaremos a los que murieron. Porque se oirá una voz de mando, la voz de un árcangel y el sonido de la trompeta de Dios, y el Señor mismo bajará del cielo. Y los que murieron creyendo en Cristo, resucitarp´án primero; después, los que hayamos quedado vivos seremos llevados, juntamente con ellos, en las nubes, para encontrarnos con el Señor en el aire; y así estaremos con el Señor para siempre. Anímense, pues, unos a otros con estas palabras. 1 Tesalonicenses 4.13-18



Si has leído éste estudio bíblico, y si Cristo viene cuando todavía estés vivo en está tierra plana, y si aún no lo tienes en tu corazón como tu Señor y Salvador, te invito a que creas en “El Hijo de Dios”, Jesús de Nazaret, que lo confieses con tu boca, te bautices, y lleves una vida que solamente el amor de un Padre celestial puede llenar, así mismo te invito a que leas la Biblia y ores constantemente siendo guiado por El Espíritu de Dios.

Si te interesa irte con Cristo en las nubes, y aunque él no apareciera mientras tú vives en ésta tierra plana, puedes aceptarlo y así cuando tú mueras tienes la seguridad de que al morir en ésta tierra plana resucitarás e irás a la patria celestial que se encuentra arriba del mar que está sobre la bóveda celeste, para estar con tu Creador por la eternidad, porque él que te ama como no tienes ninguna idea. Si te gusta éste buena noticia dada por Jesucristo, puedes repetir la siguiente oración:

Padre, reconozco que soy un/a pecador/a, y creo que me amaste tanto que enviaste a tu Hijo Jesús a morir en la cruz en mi lugar y que él resucitó al tercer día para salvarme de la condenación y darme la vida eterna, yo le abro la puerta de mi corazón a tu Hijo amado Jesús, para que entre como el Salvador y Señor de mi vida, quien me ha perdonado de toda mi maldad, lléname con la plenitud de tu Espíritu Santo para siempre obedecerte y ser bendecido por el poder de tu amor, gracias por escribir mi nombre en el libro de la vida y hacer fiesta en el cielo al recibirme como tu hijo/a. Amén.

Bienaventurado/a seas por obtener el regalo de la vida eterna, por haber creído tu nombre está escrito en el libro de la vida y Dios te ha dado la sempiterna salvación. Que Dios te bendiga.




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